La hasta ayer portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, no esperó demasiado para atacar al líder del partido, Pablo Casado, por su destitución.
«Considera que mi concepción de libertad no es compatible con su autoridad, y yo no lo comparto», afirmó, tras lamentar «profundamente» la decisión «perjudicial» para el grupo. «Es una forma de esclavitud formar parte de un partido en el que no te puedes expulsar con libertad», agregó.
«Un partido no es un ejército», ni una secta, explicó la diputada. «Aquí hay sensibilidades» y «trayectorias diferentes», y según sus palabras, la libertad es un elemento «extraordinario» para una formación política.
Álvarez de Toledo cuenta que prometió a sus diputados un mayor margen de autonomía y defendió la libertad de voto en asuntos morales como la eutanasia o el aborto, pero el partido no lo vio con buenos ojos. «Eso se consideró como una amenaza», comentó.
Según la exportavoz, el PP vasco fue «tibio» con el nacionalismo y había tratado de «contemporizar» para «obtener mejor resultado». Esas palabras, dichas mes y medio después de ser elegida, provocaron un primer enfrentamiento abierto entre los líderes del PP vasco.
La batalla personal «contra el feminismo radical» y la «utilización de la Guerra Civil con fines políticos» también creó asperezas en su relación con Casado.
