Este martes tuvo lugar en Reino Unido el primer concierto de la ‘nueva normalidad’ que nos ha dejado el coronavirus. La cultura se ha adaptado rápidamente al riesgo que suponen las aglomeraciones de personas, ofreciéndonos unas imágenes tan extrañas como impresionantes.
El espéctaculo musical de Sam Fender reunió a 2.500 espectadores, pero de manera segura: en un recinto abierto, en pequeños grupos formados por amigos o familiares y con varios metros de distancia. El recital tuvo lugar en el Virgin Money Unity Arena en Newcastle (Inglaterra).
Los responsables de la organización han asegurado sentirse muy satisfechos con el resultado de las medidas de seguridad adoptadas para continuar celebrando eventos, y han anunciado que esperan seguir con estos protocolos en los próximos conciertos.
Sin gritos de fans, saltos ni bailes. ¿Puede ser que estemos viendo un ‘flashforward’ de los conciertos del futuro?
