Isabel Díaz Ayuso se ha convertido en una de las figuras más polémicas en su papel frente a la Comunidad de Madrid, un cargo en el que ha ido acumulando escándalos económicos, negligencias sanitarias y burradas varias.
Pese a su larga lista de errores, la dirigente del PP ha decidido adoptar el papel de víctima frente a los medios de comunicación para evitar asumir responsabilidades. Ayuso protagoniza la última portada de la revista ‘Vanity Fair’, donde ha achacado todas las críticas que recibe a «campañas de desprestigio».
«He tenido muchísimas campañas de descrédito y en muchas ocasiones no se me ha aceptado como política. Han menospreciado mi currículum», ha lamentado en la entrevista.
La presidenta regional ha defendido todas sus acciones. Respecto la polémica del apartahotel de Kike Sarasola en el que se alojó cuando estuvo contagiada del coronavirus ha asegurado no entenderla: «Estuve en un hotel para no contagiar a mi familia, no molestar a mis vecinos, no molestar en mi equipo y poder trabajar en libertad».
Eso sí, ha evitado pronunciarse sobre el verdadero problema con el hotel: el contrato fantasma entre la Comunidad de Madrid y la empresa de Sarasola.
Acerca del hospital de emergencias Isabel Zendal, que lleva consumidos más de 120 millones de euros públicos, ha alegado que ha hecho lo que ha podido y que tiene la conciencia tranquila. “Cuando repaso la lista de cosas, creo que se ha realizado una gestión mucho mejor de lo que los ciudadanos pueden ver porque las campañas han sido insólitas”, añadiendo que crear un hospital público “nunca puede ser una mala noticia”.
Sobre la ausencia de quirófanos en el centro, Ayuso ha dicho que «no hacen falta para la pandemia»: «Con el tiempo, como tiene módulos distintos, si uno se destina a catástrofes, a atentados, llevará quirófanos”.