«Esto no es un simulacro«, ha asegurado el Ayuntamiento de Ada Colau al declarar la emergencia climática en Barcelona. Así, se han comprometido a reducir en dos millones de toneladas las emisiones de CO2 antes de 2030.
Para ello han elaborado 103 medidas que se pondrán en práctica durante la próxima década, entre las que se encuentran la peatonalización de 15 kilómetros de calles y nuevas hectáreas de zonas verdes. El Ayuntamiento invertirá en este objetivo 563,3 millones de euros.
«Barcelona, como ciudad densa, mediterránea y compacta, consume poca energía y genera pocas emisiones comparado con otras ciudades, pero tiene mucho camino por recorrer», asegura en su discurso Colau. «Como ciudad global e internacional tenemos la responsabilidad de lanzar un mensaje al mundo: hemos de actuar con urgencia. Tenemos una grandísima responsabilidad ante las generaciones futuras y algún día tendremos que explicar lo que hicimos y lo que no».
Las medidas más efectivas son las que tienen que ver con el tráfico rodado, teniendo un 36% del peso total. No obstante, el cumplimiento de estas medidas no depende solo del Ayuntamiento, sino que un 43% del total de medidas necesitan la implicación de otras administraciones y un 31% dependen directamente de la Generalitat o del Gobierno central.
