Carlos García Juliá ha ingresado en prisión para cumplir lo que resta de su sentencia, 3.855 días, por matar a tiros a cinco abogados laboralistas en Atocha hace cuarenta y tres años. El criminal, en su momento un falangista de 24 años, llevaba prófugo 25 años, y ahora ronda los 67.
Juliá ha sido extraditado de Brasil a Madrid e ingresado en la cárcel de Soto del Real. La llegada del ahora detenido al aeropuerto internacional de São Paulo y su entrega a los policías españoles de Interpol se ha realizado mediante un operativo reforzado de seguridad y discreción.
El recluso fue atrapado en 2018, cuando trabajaba como conductor de Uber en Brasil, bajo el nombre de Genaro Antonio Materán. Sus huellas dactilares concordaron con las de un venezolano, la identidad que suplantó para escapar de la justicia. Ni siquiera su pareja conocía su verdadera identidad.
Desde su detención había estado encarcelado en la sede de la superintendencia de la Policía Federal, pendiente de extradición.
