En la resolución se alude a los hechos probados, según los cuales «son constitutivos de dos delitos continuados de abuso sexual a menores de 16 años», pese a que una de las víctimas afirmó que «sólo había pasado una vez», si bien en su declaración también aseguró que «una vez echó leche por el pene, eso blanco, dentro de su boca», dando a entender que hubo otras veces en que no pasó eso.
La madre, enferma y con «un grado total de discapacidad del 47%, categoría física y psíquica», se encontraba «por regla general postrada en la cama, y por las noches tomaba una medicación muy fuerte para poder dormir profundamente». El padre aprovechaba esos momentos para atacar a sus hijas.
El 16 de diciembre de 2016, recoge el texto, la menor de las hermanas «contó a su profesora de pedagogía terapéutica que ella no quería tener novio porque los novios ‘follan'» y que eso lo sabía porque » »follaba’ con su papá, explicando que esto consistía en que su padre le ponía el pene en la boca, y que eso a ella no le gustaba». Además, reveló que su hermana sufría esos mismos abusos.
Las dos menores mantenían una «buena relación con el padre», dice la sentencia, que además relata cómo la madre pasó de la incredulidad a la ira. Ante estos hechos, las niñas fueron declaradas en desamparo y acogidas en varios centros públicos, aunque ahora viven con su madre.
El Tribunal condena al padre a un total de 22 años de cárcel por dos delitos continuados de de abusos sexuales a menores de 16 años, la prohibición de acercarse a las víctimas a menos de 500 metros durante 10 años, la retirada de la patria potestad y una indemnización para cada una de ellas de 10.000 euros.