El gobierno de Trump está tocando techo. Tras destrozar los derechos de los colectivos LGTB en los ámbitos de salud, la vivienda, la educación, el comercio, el ejército y hasta la política penitenciaria, llega la propuesta más polémica hasta la fecha.
El presidente de los Estados Unidos ha llevado ante el Tribunal Supremo la idea de legalizar el despido por pertenencia a la comunidad gay o transgénero. El retroceso de en los derechos civiles sería vasto de llevarse a cabo, cargándose por completo todo lo que habrían conseguido los colectivos hasta el momento.
Durante el gobierno de Barack Obama, las personas del colectivo LGTB lograron enormes victorias, como la derogación de la prohibición de la política de «no preguntar, no responder», varias cláusulas del sistema de seguridad social, e incluso una orden presidencial ejecutiva contra la discriminación y la expansión de los derechos de las personas transexuales.
El gobierno de Trump se ha encargado de ir demoliendo poco a poco todas estas victorias, revertiendo la protección de los derechos sanitarios para personas trans, prohibiendo la presencia de personas trans en el ejército, eliminando las normas que protegían a los estudiantes trans y ha ejercido una enorme presión para que el sector privado pueda rechazar clientes trans y homosexuales bajo cláusulas de objeción de conciencia religiosa.
El nuevo paso del líder yankee es uno de los más agresivos hasta el momento. Pidió al Tribunal Supremo la retirada de una antigua ley que terminaría con la protección a los trabajadores ante actos de discriminación sexual. El Supremo investigará esta petición el 8 de octubre.
