Donald Trump no admite su derrota. El derrotado republicano ha acudido una vez más a su Twitter para insistir, sin pruebas, en que en las elecciones ha habido un fraude electoral.
«No dejaron entrar a los observadores en el recuento. He ganado las elecciones, he logrado 71.000.000 votos legales. Ha habido cosas mal hechas que nuestros observadores no han podido ver. Esto no ha pasado nunca. ¡Millones de papeletas se enviaron por correo a personas que nunca las pidieron», insiste Trump.
El presidente sigue así con su estrategia negacionista y legal para no aceptar el título de perdedor, difundiendo información falsa y con ninguna evidencia. Que no se permitieron observadores es absolutamente mentira; un reportero de Fox News -recordemos, medio aliado hasta ahora con Trump- negó estas alegaciones del presidente: «No es verdad. No es verdad. Simplemente no es verdad».
Las diferentes quejas de las denuncias que ha presentado su campaña en las últimas horas son menores y varias ya han sido resueltas o rechazadas directamente por no tener base legal.
Las elecciones en Estados Unidos no dependen de ninguna comisión electoral nacional, sino que las organizan autoridades locales de los estados, con sus reglas individuales y requisitos y fechas límite de voto por correo o voto anticipado. Esto reduce a ridícula la acusación de una conspiración nacional.