Eduardo Inda, director de ‘OK Diario’, y uno de sus redactores, Alejandro Entrambasaguas, están siendo investigados por un presunto delito de acoso a los hijos de Pablo Iglesias e Irene Montero.
El acoso de Inda a la pareja viene de hace años, llegando incluso a seguirles cuando Montero se realizaba una ecografía y publicando una imagen de esta.
Uno de los escoltas que acompañaba a Iglesias a llevar a sus hijos a la casa de su cuidadora se percató de que un sujeto llevaba siguiéndoles durante varios días. Esta persona resultó ser un trabajador de Inda, Alejandro Entrambasaguas, como se descubrió al ser identificado por la Policía.
En un auto de 23 de diciembre, la jueza narra «la personación en varias ocasiones de uno de los investigados en el domicilio de la cuidadora y su insistencia para con los vecinos de obtener información sobre la misma». La cuidadora de los menores fue llamada más de 14 veces a su teléfono por el periodista, que también visitó varias veces su domicilio particular.
Entrambasaguas declaró en ese momento que «el objetivo de su personación en cuatro ocasiones en el domicilio de la cuidadora era obtener información sobre un reportaje concreto, pero que ante la imposibilidad de acceder a la cuidadora y no poder conseguir la suficiente información para poder contrastarla con la obtenida a través de su fuente, ha decidido no continuar con el reportaje».
La justificación que le dio a la cuidadora fue que quería conocer su manera de educar a los pequeños, dado que había estudiado modelos en el norte de Europa en los que no acudían a la guardería y se educaban en casa. Otra de las versiones recogidas señalan que el reportaje trataba sobre las «madres de día» y que quería descubrir si los dirigentes de Podemos lo tenían todo en regla.
La cuidadora se negó a darle información, siendo posteriormente presionada hasta el punto de romper el contrato con Montero e Iglesias para el cuidado de sus hijos. No eran los únicos niños que atendía, otros dos preescolares del área también eran cuidados por ella.
El reportero ahora acusado también viajó a Bolivia buscando pruebas de la presunta financiación ilegal de Podemos, sin éxito; y protagonizó otro seguimiento con insistente abordaje a Risto Mejide.
