El levantamiento del estado de alarma sumado a la llegada del buen tiempo han provocado una falsa sensación de seguridad en los ciudadanos, sobre todo los más jóvenes, que han protagonizado preocupantes escenas en bares, playas y discotecas abarrotados. Una imprudencia que ya está teniendo consecuencias.
Alrededor de 70% de los nuevos casos de coronavirus son personas menores de 40 años, la mayoría asintomáticos o con síntomas leves que no requieren hospitalización. Por ese motivo, el sistema sanitario no está notando de momento una gran presión.
La mayoría de los brotes notificados en los últimos días encajan con este perfil. En Ordizia (Guipúzcoa), la edad media de las personas infectadas es de 33 años, sin que ninguno de ellos haya acudido a urgencias o a un hospital, según ha informado la consejera de Salud del Gobierno vasco. Este brote alcanza ya los 69 positivos.
En Barcelona, dos semanas después de una multitudinaria fiesta de San Juan en la playa, cuatro personas han dado positivo en la prueba de Covid-19 en Vilassar de Dalt y Cabrils, mientras que una decena de jóvenes han mostrado síntomas compatibles con esta enfermedad.
Según del Área Básica de Salud de Vilassar de Dalt-Cabrils, los pacientes acudieron con síntomas de fiebre y diarrea y admitieron haber asistido a una fiesta justo antes de enfermar.
Por otro lado, en Sábada (Zaragoza), una cena de un grupo de amigos con edades comprendidas entre los 25 y 27 años ha acabado en un brote que ha forzado a los bares y restaurantes de la localidad a cerrar sus puertas.
Al día siguiente de la reunión, uno de los asistentes se encontró mal, con síntomas compatibles con el coronavirus, pero leves. A partir de entonces se inició el protocolo de detección y contención.
El joven resultó positivo, por lo que se procedió a rastrear los contactos de los demás comensales de esa cena. Al menos ocho positivos han sido detectados en Sábada y otros dos se reportaron en Zaragoza capital.