El enorme incremento de la producción y compra de mascarillas, guantes y otros elementos de protección desechable está suponiendo una seria amenaza para los océanos.
La acumulación de plásticos en los mares no es un problema nuevo. El Proyecto Libera, cuyo objetivo es eliminar la basura abandonada en la naturaleza, ha informado de que más del 80% de los residuos plásticos presentes en los océanos proceden de fuentes terrestres.
Gary Stokes, activista miembro del grupo ecologista Sea Shepherd y fundador de la organización Oceans Asia, mostró recientemente la colección de mascarillas y guantes usados que había encontrado en el archipiélago de Soko (entre Hong Kong y Lantau).
Desde ese momento, el problema no ha hecho más que aumentar. Miles de mascarillas y guantes usadas, más de tres cuartas partes del total, acaban en el mar.
Es un problema con difícil solución debido a que se trata de material de protección básico en esta pandemia del Covid-19. No se trata de no utilizarlos, sino de intentar alargar su vida útil, siempre de forma segura.
Los guantes desechables deberán ser tirados en el contenedor general (destinado a lo que no se recicla) y nunca en el contenedor amarillo de los envases ligeros ni cualquiera de los otros. Ante todo, debemos evitar que las mascarillas acaban por las calles, tanto por civismo como para evitar la creación de nuevos focos de contagio.