El sargento jefe del cuartel de la Guardia Civil del puesto de Robledo, en Madrid, ha sido expuesto por pegar un cartel en las instalaciones policiales en el cual aconsejaba la actuación de los agentes durante el estado de alarma entrando en la vida personal del personal.
El jefe del cuartel recordaba que «no se debe salir más que para lo meramente imprescindible, como cualquier ciudadano», y recomendaba que, «en el caso de que la salida la pueda hacer nuestra mujer, lo deben hacer ellas para evitar el contagio, ya que un contagiado puede ser fatal para el resto».
Además, como «medida exepcional», pedía que se avisara «al comandante de puesto cada vez que se vaya a salir del domicilio, especificando el motivo y el tiempo que se abandone el mismo». Una exigencia que no tardó en poner en práctica pidiéndole a uno de los guardias que hiciera un informe en 72 horas en el que explicara por qué había salido a la calle.
Lejos de quedarse ahí, el sargento amenazó al integrante del cuerpo con que si se negaba a hacerlo, sería apercibido por infringir un precepto de la Ley de Seguridad Ciudadana y un artículo del Código Penal por desobediencia a la autoridad. El jefe de cuartel le pidió justificantes de compra y de asistencia sanitaria al guardia.
Fuentes de la Asociación Española de Guardias Civiles han asegurado al diario elconfidencial.com que «el responsable del cuartel está vulnerando el derecho constitucional de los guardias civiles obligando a los agentes a comunicarle sus movimientos fuera del servicio». Además, la AEGC denuncia que el sargento está metiéndose en «la vida personal de sus guardias y en la de su familia al establecer que debe ser su mujer la que tiene que ir a la compra».
La Asociación Unificada de Guardias Civiles ya remitió un escrito a la directora general de instituto armado, María Gámez, además de también protestar de la misma forma la AEGC.
