El pasado domingo, un joven de 20 años denunció haber sufrido una grave agresión homófoba en el portal de su casa, situado en el barrio madrileño de Malasaña, a manos de ocho encapuchados. Según su testimonio, los agresores le golpearon y le grabaron en una nalga la palabra «maricón» mientras le insultaban.
Sin embargo, las investigaciones de la Policía hicieron saltar las alarmas, ya que «nadie vio nada», pese a que sucedió supuestamente a plena luz del día, las cámaras de los alrededores no captaron nada similar a lo denunciado.
Como no tenían sospechosos, testigos ni indicios, sino única y exclusivamente su testimonio, los investigadores decidieron tomarle una segunda declaración, en la que terminó reconociendo que mintió.
Este miércoles, en una segunda declaración “más pausada”, el joven ha cambiado su versión: “Fue consentido, en casa de otra persona”, ha confesado a la policía, añadiendo que mintió para conservar a su “nueva pareja”.