En lo que llevamos de año, ya son 25 las mujeres que han muerto en asesinatos machistas, según ha informado el Ministerio de Igualdad. Esta cifra es significativamente inferior a la registrada en el mismo periodo del 2019, que a estas alturas contaba 37 mujeres asesinadas.
Según el informe del Observatorio Estatal contra la Violencia de Género, en el primer trimestre del año, marcado por la pandemia del Covid-19, tuvo lugar una bajada del 10% en las denuncias por violencia de género. Pero no es que el confinamiento haya disminuido la violencia, sino que la ha silenciado.
Muchas mujeres han estado confinadas junto a sus maltratadores en la misma vivienda, donde suceden habitualmente las agresiones y donde tienen lugar tres de cada cuatro asesinatos.
Prueba de ello es que durante el estado de alarma las llamadas al 016 aumentaron un 41,1% respecto al mismo periodo del año pasado, mientras que las consultas por correo electrónico crecieron un 450,5%. Entre el 14 de marzo, día que se inició el confinamiento, y el 31 de mayo, el 016 recibió un total 20.732 llamadas frente a las 14.662 recibidas en el mismo periodo de 2019. Durante la desescalada las llamadas han disminuido, según contó la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell.
Estos datos reflejan que durante el confinamiento las mujeres han sufrido más agresiones, pero menos asesinatos. Gregorio Gómez Mata, secretario de la Asociación ALMA contra la Violencia de Género, explica este fenómeno: «Es muy simple: durante el confinamiento las tienen a su merced y pueden sobrevivir«. El conflicto llega cuando pueden salir.
«Por desgracia, viviremos un repunte de asesinatos», augura Gómez. «Cuando una mujer decide romper la relación o denuncia es el momento mas peligroso para ella, porque ya no sabes como va a reaccionar él. Cuando él ve que se le escapa, no sabes hasta dónde puede llegar».
La delegada del Gobierno advirtió hace unos días de un más que probable «repunte» de violencia física provocado por la sensación de pérdida de control de los agresores sobre la víctima y sus hijos, así como un aumento de los quebrantamientos de condenas y de las órdenes de alejamiento.
