Los votos son caros. José María García Urbano, alcalde de Estepona por el Partido Popular, había anunciado el invento como «el tobogán urbano más grande de España». Todo era perfecto; ¿qué loco no votaría al partido que inaugura semejante chuchería?
Pero todo se torció, como los cuellos de las personas que se tiraban por la atracción. Tras 24 horas abierto, se clausuraba debido a los males que causó el tobogán en muchas personas, tales como contusiones por los golpes al caer en la grava o darse en las curvas, quemaduras o algunas desolladuras.
– ¿De dónde vienes?
– Del tobogán de #Estepona. pic.twitter.com/oYdanraY6W
— Ricky Spanish (@Ricky__Spanishh) May 10, 2019
Tres días después del suceso más emocionante que le ha ocurrido a España en los últimos meses, los datos y varios detalles de su inauguración van saliendo a flote.
El proyecto tuvo un coste de ejecución de 298.839,73 euros para todo el parque, y 28.662,20 dedicados al tobogán. En el proyecto, se especificaba que el tobogán tenía que tener 60 centímetros de anchura, «curvas adaptadas al terreno con peraltes de 18 centímetros en las zonas exteriores de las curvas», y debía estar fabricado en acero inoxidable, «a colocar en pendiente de 31 a 34 grados».
Conectamos con el tobogán de Estepona. pic.twitter.com/VIQuQdRkBG
— Aquel Coche (@Aquel_Coche) May 10, 2019
El Ayuntamiento insiste en que la obra no salió de las arcas municipales porque los gastos los asumía una promotora. Sin embargo, el truco de esa excusa está en que realmente es un mecanismo que permite al promotor sustituir por equipamientos el pago de unos derechos de edificación, así que lo que el municipio recibe en especie deja de ingresarlo en metálico.