Ayer jueves se anunciaban oficialmente las esperadas y tardías medidas de vuelta a clase. Entre ellas, se encuentra el uso obligatorio de mascarilla en niñas y niños mayores de 6 años, la máxima ventilación del aula, distancia física tanto en clase como en el comedor, lavado de manos cinco veces al día, o la toma de temperatura diaria de todo el alumnado antes de comenzar la clase.
Desde el New York Times, el periodista David Jiménez ha criticado duramente la deficiencia del sistema educativo que ha quedado retratada con esta crisis. «Atrás quedan meses desaprovechados, advertencias ignoradas y planes por hacer: la falta de previsión que ha sumido en el desconcierto la reapertura es parte de una gestión lastrada por la opacidad, falta de datos fiables, inconsistencia y la lentitud de reacción por parte de los gobiernos central y autonómicos», asegura.
Mientras nos enfrentamos al peor rebrote de Europa, el rotativo denuncia la prioridad real de España: «Fútbol, playas, corridas de toros y discotecas», pero no es hasta «una semana del comienzo del curso escolar» que los políticos han decidido abordar lo que parecen considerar menos urgente: «la educación».
«La pandemia ha desnudado un modelo escaso de medios, con un profesorado mal pagado y desmotivado, planes de estudio anclados en el siglo XIX y una creciente desigualdad», denuncia el diario, quien acusa de «dejadez e irresponsabilidad» la gestión de la reapertura del país. «El ocio nocturno permaneció abierto semanas después de haber sido identificado como un foco de contagios, se autorizaron multitudes en celebraciones de todo tipo y se trasladó el mensaje de que la batalla estaba ganada».
Desde el histórico diario denuncian que España incumple los requisitos de la OMS «para una reapertura segura del curso escolar», siendo «hasta veinte veces superior» la incidencia en algunos distritos de Madrid.
Tras numerar los no pocos problemas de nuestro sistema educativo, el periodista zanja: «España necesita una revolución educativa a la portuguesa, empezando por la formación». «La educación no interesa a nadie salvo a los padres con hijos en edad educativa», asegura el diario, citando al filósofo José Antonio Marina.