Esta semana ocurría algo digno de cuento de fantasía: József Szájer, del partido húngaro de extrema derecha Fidesz, activamente en contra de las leyes LGTBI, había sido cazado en una orgía clandestina homosexual en la que participaban 25 personas.
Un día después, David Manzheley, organizador del evento, aprovechó el tirón y concedió una entrevista al diario más grande de Polonia, Onet. En ella, Manzheley confesó llevar organizado estos eventos desde hace dos años, llegando a reunir en los mismos hasta cien asistentes.
«Políticos de Ucrania, Francia, Alemania, los Países Bajos, Luxemburgo, Suiza y España vienen para las orgías», admitió, aunque asegura que los más frecuentes son polacos y húngaros. El organizador ha afirmado que hasta nueve políticos de Fidesz han participado en sus orgías, así como cuatro miembros del ultra PiS polaco.
En estas orgías, llamadas «orgías de papás», se realizada la práctica llamada «bareback»; encuentros en los que no se pueden usar condones y a los que únicamente pueden asistir hombres. Los asistentes «no pueden simplemente mirar» y «cada participante tiene que tener sexo».
«Todos deben presentar una declaración antes de venir de que no están infectados con el coronavirus o ya lo han tenido», explica, y asegura que en los encuentros no se permite el consumo de drogas pero que si alguien las lleva o las consume antes «no puede evitarlo».
