Continúan apareciendo detalles sobre la muerte del periodista Jamal Khashoggi, la semana pasada en el consulado de Arabia Saudí en Estambul. Según un informe difundido por el Wall Street Journal, unas grabaciones de audio revelan que el periodista Saudí, crítico con la monarquía de su país, fue descuartizado vivo mientras sus asesinos, 15 agentes saudíes según sostiene Turquía, escuchaban música.
Los saudíes, ante las acusaciones, defendían que el periodista murió mientras era interrogado. Según Al Jazeera, en cambio, fue un asesinato. Cuando entró en despacho del cónsul general, Mohamed al-Qtaibi, Khashoggi fue retenido por varias personas, que lo subieron a una mesa y lo drogaron. Todavía estaba vivio cuando Salá al Tubaigy, presidente de la Compañía Saudí de Patalogía Forense, empezó a descuartizarle. Para que no se escucharan los gritos, el forense -un alto cargo del Ministerio del Interior y que solo puede actuar bajo órdenes de altos cargos del su Gobierno- mandó al resto que pusieran música.
Según medios estadounidenses, al menos once de los quince implicados tienen relaciones con los servicios de seguridad de la monarquía saudí. La monarquía saudí sigue rechazando estar implicada en la desaparición de Khashoggi, aunque admiten que fue asesinado. Aseguran también que el periodista abandonó el edificio poco después de entrar, pero la novia de la víctima, que le esperaba fuera, lo niega. Además, los saudíes no han dado ninguna prueba que lo demuestre. Y, casualidad, el día de la desaparición de Khashoggi las cámaras de seguridad dejaron de grabar.