Política
El líder del PP, Pablo Casado, ha realizado unas polémicas declaraciones con motivo de la campaña andaluza relacionadas con la inmigración. A pesar de su presunto apoyo a la «inmigración ordenada y legal», sus palabras rezumaban un hedor a racismo y a ranciedad. La empatía y el realismo acerca de la situación de los inmigrantes brillaron por su ausencia.
Casado ha afirmado que en España no hay sitio para todos los inmigrantes, y que o los inmigrantes respetan «las costumbres occidentales o se han equivocado de país». Ha hecho hincapié en esto último, afirmando que se confunden de país aquellos inmigrantes que quieran «disfrutar de las ayudas sociales sin respetar» las costumbres y leyes españolas.
Bajo esa capa de populismo y preocupación, ha continuado señalando que, ya que la política de inmigración funcionó con el Gobierno del PP,
«defender las fronteras es defender también los derechos humanos» porque hay que impedir que las mafias sigan explotando a esa «pobre gente».
Se te ve el plumero, Casado.
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