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El viaje de Juan Carlos I a Kazajistán: maletines con cinco millones, caza, mujeres y whisky

Con la última, son ya tres las investigaciones abiertas contra el rey Emérito Juan Carlos I, a las que habrá que sumarles las de la Fiscalía Suiza. Su imagen, ceñida a las mujeres, el alcohol, el dinero y la caza, vuelve a verse perjudicada tras un reportaje al alcalde de Almaty, Kazajistán.

Victor Khrapurnov fue el encargado de recibir al monarca con todos los honores en 2002. Khrapunov era uno de los amigos más fieles del líder del país, Nursultan Nazarbayev, y eso sumado a que regía la zona de Almaty, zona de cacería mundialmente conocida en el mundillo, lo llevó a ser el encargado de recibirle.

«Fueron apenas tres días. Pero Nazarbayev quería que resultara muy especial. Había invitado al rey a cazar con él y me pidió que yo lo recibiera», cuenta Khrapunov a elDiario. Juan Carlos y Nazarbayev crearon una buena amistad tras la visita oficial a España en el 1994. Desde entonces, los dos amigos hicieron grandes viajes de ocio.

Tras el alcalde llevarlo a él y a sus acompañantes, cuatro hombres, a visitar la ciudad y a almorzar con el embajador español Francisco Pascual de la Parte, Khrapunov explica que no lo volvió a ver hasta dos días después, cuando se iba. «Por la puerta trasera del avión introducían los cuerpos de aquellos animales que habían cazado y por la delantera, al mismo tiempo, subían los guardaespaldas del presidente portando cuatro o cinco maletines negros y bajaban sin ellos».

El contenido de los maletines, asegura, eran cinco millones de dólares. Así lo confirmó Rakhat Aliyev, un hombre del régimen yerno de Nazarbayev. «¡Míralo! Es el rey de un país pero no tiene nada… Yo le ayudo como puedo…», le confesó Nazarbayev a Almaty al ver partir al rey.

Khrapunov vive en el exilio en Suiza acusado de corrupción, de haberse enriquecido ilícitamente y haber huido con la fortuna. Por su parte, Aliyev, el yerno que confesó el contenido de los maletines, publicó un libro llamado Godfather in law, donde habla del exlíder como un mafioso. Entre sus páginas, habla de cómo con el monarca «bebieron whisky escocés y saltaron juntos al río. Chicas de compañía del país esperaban cerca para repartir total relajación». Además, asegura que el rey aprovechó los descansos para «hacer lobby por los intereses españoles de Repsol y Talgo».

 

Escrito por L. Acosta

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