Una inspección realizada por el Ayuntamiento de Barcelona en la tienda de cachorros de Nou Barris Ladridos ha detectado graves incumplimientos de la ordenanza. El Departament de Gestió i Protecció dels Animals junto con la Guàrdia Urbana de Barcelona ejecutaron la inspección para verificar las denuncias recibidas, según las cuales los responsables del local estarían trayendo animales irregularmente desde el centro y el sur del país.
En la inspección, se hallaron a la venta animales enfermos de coronavirus canino, así como 18 cadáveres en el congelador que no constaban como muertos en el libro de Registro de la tienda.
La investigación se inició tras las denuncias de personas que habían comprado cachorros enfermos y tenía como objetivo garantizar el cumplimiento de la normativa de instalaciones y los requerimientos de salud de los cachorros a la venta.
No está permitido tener a la venta cachorros de menos de ocho semanas de vida, no pueden estar más de tres semanas en la tienda, deben estar vacunados y si están enfermos se les ha de proporcionar la atención veterinaria que requieran.
En el establecimiento había una treintena de cachorros de perro, la mitad en la zona de venta; 12 en cuarentena y dos hospitalizados. De los cachorros a la venta, se detectó coronavirus canino en tres de los boxes.
Además, la veterinaria contratada por la tienda carece de título profesional convalidado en España y no está colegiada, por lo que no podía ejercer el oficio ni implantar el microchip identificativo a los animales, como estaba haciendo.
En el congelador del local se han hallado 18 cadáveres de cachorros de perro, en dos bolsas, una de las cuales con los pasaportes de los animales, para que fuesen quemados en la incineración.