Los peligros sociales que está suponiendo el estado de confinamiento por la pandemia del coronavirus COVID-19 son varios. Entre estos, se encuentra la recaída en la adicción de los adictos al juego, ya que aún cerrando los salones de juego físicos, la demanda del juego online está al alcance fácilmente desde sus dispositivos móviles y ordenadores.
La Dirección General de la Ordenación del Juego asegura que el 0,9% de la población española ha sufrido alguna vez un episodio de ludopatía, un porcentaje que se traduce en la friolera de 4,2 millones de personas. En Cataluña se calcula que unas 20.000 personas (0,4%) ha pasado por el mismo problema.
La Associació Catalana d’Adiccions Socials Acencas nació de la propia patalogía de su fundador, Francesc Perendreu, que cayó en los juegos de azar con la edad de 19 años. Tras su recuperación en un programa experimental de la unidad de Psicología, decidió convertirse en monitor especializado en toxicomanías.
Desde Acencas, -que siguen ofreciendo las terapias desde grupos de WhatsApp y Skype dada la cuarentena- aseguran que, desde que comenzó el confinamiento, dos de sus pacientes «han recaído».
A la par, alertan de de la entrada de casi una decena de consultas nuevas de padres preocupados por la posible adicción a los videojuegos de sus hijos menores. Ante esto, desde Acencas aseguran que lo mejor es que jueguen a las consolas, «pero que han de marcarles un horario para hacerlo y a poder ser partido».
Los adictos al juego y apuestas virtuales están algo más a salvo si previamente al encierro se lo habían autoprohibido. La Dirección General del Juego registra la petición de los afectados que dan el paso con un formulario en línea que, tras ser rellenado, les prohíbe jugar en cualquier portal de juego online durante seis meses.
Pero no ocurre lo mismo con los jugadores que frecuentaban bares y locales, que ahora que están cerrados, pueden recurrir a la vía telemática. «Los que se han pasado al online por estar encerrados han descubierto una vía nueva«, asegura Perendreu. Incluso afirma que los juegadores habituales por internet «encuentran fórmulas» para esquivar la auto prohibición, como buscar a una tercera persona que juegue por ellos».