El Parlamento de Francia ha dicho basta. Esta semana, se ha aprobado la proposición de ley que castigará con penas de cárcel y multas las «terapias» dadas por algunos grupos religiosos y desde la ultra derecha que pretenden «reorientar» la orientación sexual de las personas LGTBI.
El texto, aprobado por la Asamblea Nacional el pasado mes de octubre, ha sido finalizado esta semana, y en él se considera delito «modificar o reprimir la orientación sexual o la identidad de género, real o supuesta».
Así, estará penado con al menos dos años de cárcel y una multa de 30.000 euros cuando se dañe física o mentalmente a la víctima. El castigo pasará a ser tres años de prisión y 45.000 euros de multa cuando se actúe sobre un menor de edad o sobre una persona que padece alguna discapacidad.
El voto ha sido unánime: 142 diputados presentes, al unísono, han aprobado la ley repitiendo casi la misma frase: «No hay nada que curar». Para Elisabeth Moreno, ministra de Igualdad francesa, esta ley supone una «señal clara» para que las víctimas de estas «prácticas bárbaras» tengan el valor de «cruzar más fácilmente la puerta de una comisaría».
La loi interdisant les thérapies de conversion est adoptée à l'unanimité !
Soyons-en fiers, ces pratiques indignes n'ont pas leur place en République. Parce qu’être soi n’est pas un crime, parce qu’il n’y a rien à guérir.— Emmanuel Macron (@EmmanuelMacron) January 25, 2022