El Centro de Recursos Biológicos de Phoeniz, Arizona, ha sido demandado por ocho familias después de que en 2014 se descubrieran partes de cuerpo con las que se estaba traficando.
La institución recibía donaciones de cuerpos con fines científicos, aunque tras una redada del FBI, se encontró el verdadero cometido detrás: venta de cabezas, brazos, piernas y hasta genitales.
La investigación desembocó en el laboratorio clandestino donde se desmembraban los cuerpos para más tarde traficar con ellos. Los testimonios de lo que se encontró allí nos dejan helados. «Había charcos de sangre humana y fluidos corporales en el fondo del congelador», miembros y cuerpos sin etiquetas, e incluso se llegaron a encontrar, colgando de la pared, una especie de ‘Frankestein’ constituido por una cabeza decapitada de una mujer cosida a un torso masculino.
Los precios a los que vendían estos miembros variaban: una cabeza costaba 500 dólares, una pierna 1.100, un brazo 750, pies y rodillas sueltos menos de 500, y un cuerpo entero podía llegar a los 5.000 dólares.