Holanda, uno de los países más felices del mundo, lleva desde 2013 convirtiendo sus iglesias y templos en lugares sociales, de ocio o de cultura, como consultorios médicos, librerías, salas de exposiciones, pubs o cafeterías.
Desde entonces, Holanda ha remodelado varias iglesias para acondicionarlas como lugares de entretenimiento y recreación. El motivo es la falta de presupuesto para el mantenimiento de estos antiguos edificios y la escasez de religiosos que deseen cooperar. El 44% de la población es atea, mientras que los católicos son el 28%, los protestantes el 19%, los musulmanes el 5%, y los creyentes en otras religiones el 4%.
«La juventud en su totalidad va menos a la iglesia, pero los que permanecen están más motivados y son más fieles. La educación religiosa se ha vuelto más abierta, la elección se deja en manos de los propios niños», apunta el sociólogo holandés Joep de Hart.
Las iglesias reconvertidas suelen ser de un gran tamaño e imponentes, como la librería Selexyz, construida en la iglesia de Maastricht, de más de 800 años, con un estilo gótico perteneciente a la orden de los dominicos. Desde 1976 ha tenido diferentes usos, entre ellos, estacionamiento de bicicletas, pero desde 2005 es una librería.
Otro caso es una iglesia construida en 1880 en Amsterdam de estilo neo romántico que se convirtió en Paradiso, un local de rock y pop que ha acogido a artistas como Pink Floyd y Captain Beefheart. La sala está situada en el Weteringsschans, cerca de Leidseplein.
También destaca Nieuwe Kerk, una antigua iglesia protestante que ahora acoge importantes exposiciones internacionales ubicada en pleno centro de Amsterdam, al lado del Palacio Real.