El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, ratificó el pasado lunes telemáticamente la denuncia contra Miguel Frontera, el impulsor de las protestas que desde hace meses los ultras realizan a las puertas de la vivienda del político y de la ministra de Igualdad, Irene Montero.
La pareja ha reconocido que sienten «miedo» y denunciaron que el acoso que viven altera la normalidad en la vida de sus hijos pequeños, que tienen que escuchar «cómo insultan a su padre», y también en sus vidas, dado que varios amigos que han dejado de visitarles debido a la presencia de los ultras.
La ministra confesó que hay noches en las que le cuesta concebir el sueño por este acoso ultra, algo que también está afectando, según ha dicho, a su trabajo.
Frontera está llamado a declarar presencialmente este martes por los delitos de coacciones, acoso, desobediencia a la autoridad y revelación de secretos e injurias graves al acusar a Iglesias de ser el «hijo de un terrorista». Este último delito ha sido interpuesto por la Fiscalía.