Juan Carlos I adquirió tres escopetas de caza en una armería del País Vasco, Kemen Sport, en 2018, cuatro años después de renunciar al trono.
El dinero con el que se pagaron estas armas fueron los 102.000 euros que el monarca retiró días antes de la Fundación Zagatka, sociedad que presuntamente ocultaba una fortuna millonaria en suiza a travéz de uno de los supuestos testaferros del monarca, el abogado Dante Canonica, investigado en Ginebra por blanqueo de capitales del entorno del rey.
Así lo ha adelantado El Confidencial, desde donde han podido acceder a las facturas de estas tres escopetas, valoradas cada una en 33.878 euros. El nombre que figura en la factura es el del primo del emérito, Álvaro de Orleans-Borbón, administrador y dirigente de Zagatka. El importe total de las armas, 103.636,37 euros, se abonó en la armería mediante una triangulación de transferencias bancarias.
En el momento de la compra el monarca hacía ya cuatro años que dejó de ser inviolable ante la ley. Curiosamente, una cacería en Botsuana fue lo que precipitó el final de su reinado. Aún pidiendo disculpas y asegurando que «no lo volvería a hacer», parece que no aprendió y siguió cazando hasta, por lo menos, 2018.