«Soy Francisco Mateos Caballero, de 73 años, abuelo de Celia, la niña a la que tú envenenaste su perrita ayer y la mataste». Así de directa comienza la carta de Francisco al envenenador de la perra de su nieta.
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«Tu objetivo lo has alcanzado, matar a un perro, pobre animal» continúa el hombre, indignado, antes de describir lo que sufrió la pequeña.
Recuerda también el peligro que supone dejar veneno al alcance de los niños. «Estás poniendo en riesgo la vida de algún niño pequeño que accidentalmente manipule tu veneno», y pregunta al autor: «¿Tú has pensado que un niño pequeño manipule ese veneno y se lleve las manitas a la boca, con la toxicidad que debes haber puesto para fulminar en una hora a un perro?».
Puedes leer la carta aqui: