La Fiscalía Provincial de Madrid ha pedido seis meses de cárcel por un delito de cooperación al suicidio para Ángel Hernández, el hombre que en 2019 ayudó a morir a su mujer, María José Carrasco, enferma de esclerosis múltiple en fase terminal. No obstante, el Ministerio Público ha anunciado que en caso de que sea condenado apoyará el indulto.
El escrito de acusación del Ministerio Público detalla que en este caso concurren las atenuantes de confesión y parentesco, y reconoce que la mujer expresó a su marido de manera «constante» su deseo de morir por los “intensos” dolores “más allá de lo que podía soportar” que padecía.
La instrucción de este caso se ha llevado en un juzgado de violencia de género, en contra del criterio de la Fiscalía y de su defensa, que considera que falta el requisito de violencia para que fuese competente ese juzgado. Aún no hay fecha prevista para el juicio.
Los hechos se remontan a abril de 2019, cuando Ángel fue detenido acusado de haber proporcionado una sustancia a su esposa para ayudarla a morir, algo que ella le había pedido varias veces, sobre todo a partir de agosto de 2018.
«Desde esa fecha, las peticiones de María José de poner fin a su vida dignamente fueron constantes. Hizo un testamento de últimas voluntades y manifestó de forma expresa que rechazaba su alimentación por vía artificial», detalla el escrito. Fue ella quien, antes de 2018 y cuando aún podía usar las manos, había comprado por internet un frasco de 100 mililitros de pentobarbital sódico, la sustancia que le suministró Ángel posteriormente.
María José recibió un diagnóstico de esclerosis múltiple en 1989. Cinco años más tarde le reconocieron un grado de discapacidad del 82% y, dos años después, la invalidez.
«A partir de ese momento, necesitó del apoyo de terceras personas para todas las actividades básicas de la vida diaria”, recalca la Fiscalía, añadiendo que Ángel pidió una reducción de jornada para atenderla y después una excedencia laboral para dedicarse exclusivamente a su cuidado. Durante varios años la pareja hizo una “fuerte” inversión económica para reformar su vivienda y hacerla apta para María José, instalando incluso un equipo medicinal.
La Fiscalía también recoge el abandono que sufrió la pareja por parte de la administración: en 2007, le denegaron una plaza en una residencia específica para enfermos de esclerosis múltiple, y en 2009, a pesar de que se le reconoció el grado III de dependencia y su derecho a recibir atención residencial, nunca llegó a disponer de ese servicio.
Desde 2014,»en pleno uso de sus facultades intelectivas y consciente por ello de las consecuencias de ello», la mujer verbalizó tanto a su marido como a otras personas su deseo de terminar con su vida. Por esto, ambos contactaron con la asociación Derecho a Morir Dignamente, donde recibieron asesoramiento. A pesar de esto, Ángel “intentó disuadirla o cuanto menos retrasar el momento” de su muerte, a pesar del “avance de la enfermedad”, el “nulo” apoyo de las administraciones y “la firme voluntad de María José de poner fin a su vida”.
Finalmente, el 3 de abril de 2019, Ángel ayudó a su mujer a morir. Consensuó con ella la forma en la que llevarían a cabo su deseo y vertió el pentobarbital sódico en un vaso con una pajita, desde donde ella lo consumió. Diez minutos después, murió. Acto seguido, Ángel llamó a emergencias y explicó la situación.