La Cruz de los Caídos de Aguilar de la Frontera (Córdoba) fue derribada el pasado martes por su relación con el franquismo, tras ocho décadas rindiendo homenaje a los fallecidos en el alzamiento militar.
Carmen Flores, alcaldesa de Izquierda Unida del municipio, tiró abajo este símbolo aplicando la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía. Sin embargo, esta simbología del régimen franquista ha sido reivindicada por la Iglesia como un símbolo «religioso» por su ubicación, próxima a la Iglesia de las Descalzas.
«Se trata de un claro estandarte de la simbología franquista que tenía que desaparecer», han apuntado desde el Ayuntamiento de Aguilar.
Sin embargo, esto ha enfadado al obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, quien advirtió durante la misa del pasado domingo a la alcaldesa que en este monumento están los sentimientos religiosos. «Que nadie los toque. O si los toca, que se atenga a las consecuencias. Los cristianos no somos violentos, pero tomamos nota«, llegó a decir.
Asimismo, el párroco de Aguilar, Pablo Lora, escribió una carta a sus seguidores desde su cuenta de Facebook en el que hablaba de «la profundidad de la extensión del sentimiento religioso en todas sus manifestaciones» y aseguraba sentir una «honda tristeza ante la retirada y orden de destrucción de la Cruz de la Orden de las Descalzas».