Este lunes ha comenzado el juicio popular en la Ciudad de la Justicia de Málaga contra la joven que dejó morir a su bebé abandonándola en una habitación a oscuras con un biberón y unas galletas durante más de un mes.
Durante la vista oral, la acusada ha reconocido todo el relato acusatorio del fiscal entre sollozos y con la mirada fija en el suelo.
Así, la joven ha admitido que cuando dejó a la bebé de un mes y medio en la casa sola era consciente de que moriría. También ha confesado que nunca enseñó a su hija ni a sus amigos ni a su nueva pareja sentimental y ha asegurado estar muy arrepentida.
No obstante, la mujer se ha negado a contar lo sucedido, solo ha admitido con la cabeza, por lo que la presidenta del Jurado le ha instado en varias ocasiones a decirlo en voz alta para que constara en la grabación, por lo que ella ha confirmado con un «sí» todas las acusaciones.
La joven se quedó embarazada a los 18 años en su ciudad natal en Marruecos. Para evitar decírselo a su padre, se trasladó a Málaga en 2017 con su madre y sus hermanos, donde disfrutaba de una posición económica desahogada.
Poco después, alquiló un apartamento donde se fue a vivir con su hija. Cuando empezó a trabajar en una discoteca nocturna, dejaba a su hija, de 15 meses, casi 12 horas al día sola, a pesar de que ni siquiera podía caminar aún.
En octubre de 2018, la mujer decidió abandonar definitivamente el piso y encerró a la niña en una habitación a oscuras, sobre la cama, con un biberón y unas galletas.
Más de un mes después, la Policía encontró a la bebé en un avanzado estado de descomposición.
El fiscal pide 21 años de cárcel por un delito de abandono temporal y asesinato, mientras que la defensa de la mujer, José Luis Rodríguez, ha afirmado que quiere pagar por lo que ha hecho, pero se debe reducir la pena a 16 años.