La autopsia encargada por la familia de George Floyd, el hombre afroamericano asesinado por la policía de Mineápolis el pasado 25 de mayo, ha dictaminado finalmente que murió por asfixia en el momento de la detención.
Esta última versión contradice completamente a la versión policial ya que se basa en una autopsia privada realizada a petición de la familia de Floyd. El informe de esta autopsia dictamina que la asfixia fue provocada por la compresión continuada del cuello y la espalda que provocaron una falta de riego sanguíneo al cerebro, según comunicó uno de los abogados de la familia, Ben Crump.
La responsable de esta nueva autopsia, la doctora Allecia Wilson, describe así el fallecimiento como «homicidio» y que Floyd estaba «muerto en el lugar» de la detención. «La ambulancia fue su coche fúnebre», aseguró Crump, quien dictaminó finalmente que «los policías fueron los causantes de la muerte».
Crump, además de denunciar «fallos graves y sistemáticos en la Policía de Mineápolis», ha denunciado la detención de todos los policías implicados en la detención que provocó la muerte de Floyd y que acuse de asesinato en primer grado al agente Derek Chauvin, el policía que presionó con la rodilla el cuello de Floyd durante casi nueve minutos provocando su muerte.
Recordemos que el primer informe de la autopsia, realizado por el forense del condado de Hennepin, dictaminó que no hubo «ningún indicio físico que apoye un diagnóstico de asfixia traumática ni estrangulación».