El escándalo de Juan Carlos I y el uso de dinero sin declarar de un empresario mexicano para pagar gastos privados ha terminado salpicando a la familia real. Sus hijas Elena y Cristina, y varios de sus nietos, emplearon esos fondos durante al menos tres ejercicios fiscales para pagarse viajes en Uber, compras en El Corte Inglés, y hasta clases de piano.
Así lo adelanta El Confidencial, donde agregan además que ni Felipe VI, ni Letizia ni sus hijas tocaron ese dinero. De hecho, los que más recurrieron a esta fortuna fueron Froilán y Victoria Federica.
El Tribunal Supremo se encuentra desde noviembre rastreando las aportaciones económicas del antiguo directivo de Goldman Sachs e inversor inmobiliario Allen Sanginés-Krause a Juan Carlos para que este pagara vuelos, hoteles, restaurantes y otros gastos personales.
Ahora, fuentes de la investigación han asegurado al medio antes citado que las hermanas y sobrinos de Felipe VI habrían cargado en la cuenta a la que llegaba el dinero del empresario mexicano decenas de tiques de El Corte Inglés y otros centros comerciales, clases de piano y viajes en Uber.
El volumen de gastos superaría los 250.000 euros anuales, cuantía límite para que un fraude a Hacienda por transferencias no declaradas se convierta en delito fiscal.