Melody volvió a ocupar un primer plano mediático este miércoles tras su comentadísimo paso por Eurovisión. Su visita a El Hormiguero llegaba precedida de polémicas varias: su bajo resultado en el festival, el desplante a Broncano y aquella rueda de prensa que dejó más dudas que respuestas. Con ese historial reciente, su entrevista con Pablo Motos prometía. Y cumplió… aunque quizá no como se esperaba.
Más postureo que posicionamiento
Una de las grandes incógnitas era cómo respondería Melody a las críticas por no haberse pronunciado con claridad sobre el conflicto entre Israel y Palestina. Esta vez, Motos volvió a poner el tema sobre la mesa. La artista, manteniéndose en su línea, volvió a recurrir al ya habitual “no soy política”.
Poco después, quiso destacar su sensibilidad ante las tragedias humanas, asegurando que se siente muy afectada cuando ve “esas cosas” en televisión. Una declaración que sonó más a autodefensa que a compromiso, y que volvió a evidenciar una confusión común en muchos personajes públicos: pensar que posicionarse frente a un genocidio es un acto político, cuando en realidad es una cuestión de empatía y humanidad básica.
Un final con lapsus (y peluca)
Pero si hubo un momento que encapsuló todo el desconcierto de la entrevista, fue el lapsus de Pablo Motos al intentar cerrar el tema con contundencia:
“Por supuesto estamos en contra del genocidio y de las víctimas de Gaza.”
Una frase que, pese a estar mal formulada, acabó siendo el titular más compartido en redes. El intento de mostrar solidaridad terminó en un mensaje confuso que desató comentarios irónicos y críticas en Twitter y TikTok.
Y por si todo eso no fuera suficiente, el programa remató con una escena surrealista: Motos poniéndose una peluca en referencia a la etapa infantil de Melody y ejecutando el famoso “helicóptero” en medio del plató. Porque si algo no puede faltar en El Hormiguero, es el toque de performance absurda para cerrar con humor… o al menos intentarlo.
Un mejunje entre lo incómodo y lo viral
El paso de Melody por el programa dejó un buen puñado de titulares: desde sus pullas a RTVE hasta sus declaraciones vagas sobre Gaza, pasando por un lapsus convertido en meme y un final digno de una parodia. Más que una entrevista reveladora, lo que vimos fue un collage televisivo que mezcló tensión, superficialidad, humor muy simplón y sobre todo mucha vergüenza ajena.