El pasado 8 de mayo se hizo público el caso de Negrito, el primer gato infectado por coronavirus en España. Las investigaciones del Centro de Investigación en Sanidad Animal IRTA-CReSA han concluido que los gatos pueden contagiarse por el virus, ante el que generan una respuesta inmunitaria eficaz, pero no pueden transmitirlo a los seres humanos.
Negrito, de cuatro años, vivía con una familia afectada por la nueva enfermedad que, incluso, había tenido que lamentar el fallecimiento de uno de sus miembros por ella.
El felino fue trasladado al Hospital Veterinario Sant Mori de Badalona, donde se le detectó una patología en el corazón. Debido al estado terminal en el que se hallaba, se le practicó una eutanasia, tras la cual se llevó a cabo una necropsia en las Instalaciones de Alto Nivel de Bioseguridad del Centre de Recerca en Sanitat Animal (CreSA), del Instituto de Recerca y Tecnología Agroalimentàries (IRTA). Los resultados confirmaron que su muerte no fue provocada por el coronavirus, pero sí dio positivo en la prueba PCR a la que fue sometido.
El estudio también ha posibilitado determinar cómo se había producido el contagio. Mediante el análisis de la secuencia genética, se ha constatado que presentaba el 99,9% de similitud con el virus de su dueño, lo que sugiere que «el gato se infectó directamente a partir de los miembros de la familia«, según explica Marc Noguera-Julián, investigador de IrsiCaixa.
«Los animales de compañía juegan un papel irrisorio en la epidemiología del SARS-CoV-2 y en concreto los gatos se infectan de manera muy residual y no hay ninguna evidencia de transmisión del virus a las personas», concluye Júlia Vergara-Alert, investigadora del IRTA-CReSA .