En las elecciones andaluzas de ayer, Vox obtuvo 12 escaños, más de los que cualquier previsión vaticinaba, tras una campaña centrada en la exaltación de España, y en sembrar miedo y enfado contra el independentismo y la inmigración. Santi Abascal, líder de la formación de extrema derecha, ha sido el rostro del partido, pero el candidato en Andalucía y primer diputado del partido es Francisco Serrano.
Serrano (Madrid, 1965) es un juez en excedencia, afiliado a Vox en 2014 y candidato a la junta en 2015. En 2011 fue inhabilitado por prevaricación, cuando una mujer le denunció por haber modificado el régimen de visitas de su hijo para que pudiera acudir a una procesión. El Tribunal Supremo lo reincorporó a su puesto, y ahora, el juez, que considera que su inhabilitación fue ilegal, se encuentra a la espera del recurso al respecto que interpuso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo.
Sin embargo, la faceta más conocida de Serrano es su antifeminismo, y se considera víctima de la «ideología de género». Una de sus declaraciones más polémicas la hizo en Twitter:
A esta desgraciada no creo que nunca la violen ni en grupo,ni en cuadrilla, ni con alevosía o nocturnidad. Todo mi apoyo a @InesArrimadas pic.twitter.com/kRMHwBcrtl
— Francisco Serrano (@FSerranoCastro) September 6, 2017
Serrano ha declarado que las cifras de maltrato en España están infladas, y se siente “machacado por el lobby de género, y acosado por esa ideología… Ahora mismo el que no tiene perspectiva ideológica de género es perseguido en este país… El nuevo aquelarre de género controla las instituciones, y casi a todos los partidos y medios de comunicación“.
En 2012, plasmaba sus opiniones sobre feminismo en el libro La Dictadura de Género, donde escribía sobre las injusticias que provocan las leyes de protección ante la violencia de género, leyes que se basan, dice, en el enfrentamiento en lugar de en la conciliación.
https://twitter.com/FSerranoCastro/status/729684736965267456
Serrano, además, es católico y provida. En un acto en 2015, atacaban a Podemos, asegurando que estaban en contra de España. En la línea del discurso habitual de Vox en el que buscan pintar a la inmigración como una gran amenaza, decía que “no queremos que se expropie la Catedral para que fundamentalistas islámicos arrojen homosexuales desde la torre o que los ahorquen».