Desde que el pasado lunes se desvelara que María Dolores de Cospedal y su marido Ignacio López del Hierro se habían reunido con el comisario José Manuel Villarejo para hablar sobre el caso Gürtel, el líder del Partido Popular, Pablo Casado, no se había pronunciado al respecto. Ha sido hoy, en un acto en Huelva y entre los vítores de sus militantes, que por fin ha roto su silencio.
Casado solo ha aceptado dos preguntas sobre el tema, en las que ha aprovechado para desmarcarse y marcar distancias con Cospedal. La exsecretaria general del PP había sido uno de los principales apoyos de Casado en su elección como líder del partido después de la marcha de Mariano Rajoy. «Mi único compromiso es con los afiliados que me eligieron presidente por primera vez en un proceso abierto de primarias, mi compromiso es de ejemplaridad, transparencia y rendición de cuentas, cualquier conducta que se aparte de esos tres preceptos contará con mi rechazo» decía el líder popular.
Casado ha intentado echar balones fuera y culpar al PSOE. «La estructura pseudopolicial de la que se habla se creó con un gobierno socialista y se desartículó durante un gobierno del PP» continuaba, a pesar de que fue el gobierno de Rajoy el último que condecoró al comisario Villarejo.
El presidente popular ha aprovechado para seguir criticando al partido socialista. Sobre la exhumación de Franco, ha dicho que el Gobierno debería «ocuparse de los dictadores vivos y no de desenterrar a los muertos«, ha lamentado que Pedro Sánchez vaya a viajar a Cuba y ha acusado sin argumentos a Nicolás Maduro de asesinar a miles de manifestantes.