Katherine Vargas fue la portavoz en español del expresidente de EE.UU. Barack Obama desde mediados de 2013 hasta finales de 2015. La funcionaria, de origen colombiano, fue también directora de Medios Hispanos de la Casa Blanca. En septiembre de 2019 se mudó a España al ser contratada por una importante empresa tecnológica estadounidense.
«Recién llegué, una amiga con la que había trabajado me dijo que ella me ayudaba a alquilar el piso porque mi acento podía ser un problema. Me pareció exagerado y le dije que no, que mejor que sepan desde el principio quién soy. Y la verdad es que no tuve problemas», cuenta Vargas.
El problema comenzó cuando quiso mudarse a una casa más espaciosa junto a su marido. A través de Idealista, contactó con un anunciante que alquilaba una casa en la calle Trafalgar, en Chamberí. «Me empezó a preguntar de dónde soy y dónde trabajo. Le respondo que vivo en Madrid y le digo dónde trabajo, pero ella sigue insistiendo, preguntado con insistencia de dónde soy».
Al informar a la mujer de que era colombiana, la casera contestó que «no nos vamos a entender y que no me quiere ni enseñar el piso. Ni alcanzó a conocerme. Protesté, pero me dijo que ella es la dueña y ella decide a quién alquila la casa y a quién no».
En Estados Unidos no es legal hacer preguntas personales a los inquilinos, como nacionalidad o raza.
«Me parece importante subrayar que no es solo una anécdota, porque la mayoría de las personas que sufren esta discriminación seguro que no tienen contactos con periodistas como tengo yo, ni son estadounidenses como soy yo. Desde SOS Racismo me han dicho que es muy común, incluso ocurre con algunos canarios, porque los caseros creen que son latinoamericanos. También sucede con hijos de inmigrantes, personas que hablan perfectamente español pero que son rechazadas al encontrarse en persona con el casero. Me parece totalmente inaceptable», denuncia la exportavoz de Obama.
