El pasado sábado 9 de marzo, solo un día después del Día de la Mujer, una pareja se dio un beso frente a un portal. Un gesto tan inocente despertó la peor de las reacciones en el portero del edificio: «aquí nadie viene a darse el lote, guarras«. ¿La razón? Que se trataba de dos mujeres.
Cuatro días después, el martes pasado, 40 mujeres salían de nuevo a la calle para hacer justicia.
Todo comenzó alrededor de las 8 de la tarde en el barrio de Salamanca, donde la pareja, Celia y Capucine, se encontraba dando un paseo. Mirando tiendas, Celia besó a su novia. En ese momento apareció el portero de un edificio al grito de «fuera de aquí”.
“Como yo estaba apoyada en la pared pensé que le había dado al interruptor y que por eso se molestó”, ha contado Celia al diario ‘Público’. Pero no era eso lo que había molestado al hombre: “Enseguida empezó a soltar barbaridades como ‘aquí nadie viene a darse el lote, guarras’.
Ante este ataque tan agresivo, Celia reaccionó con calma. Así, le dijo, según relata: “Ayer (por el 8 M) fue un día para revolucionar, para aprender que hay que tratar con respeto a las minorías. Nadie se está metiendo en su vida ni estamos atacando a su persona”.
Pero el hombre no atendía a explicaciones: «Me estáis tocando los cojones».
Celia relata que quiso «hacerle frente. Dentro de mi había una verdad infinita que me dio calma y me dio igual tener a un tío de casi dos metros, rojo en furia, delante de mí”. El hombre continuó sus faltas de respeto. “Me vais a chupar los cojones, guarras degeneradas”.
Capucine, su pareja, sufrió un ataque de ansiedad, por lo que fueron a una tienda a que se calmara. Celia volvió para informarle de que le iba a denunciar a la Policía y a varios colectivos LGTB.
La Policía no hizo nada debido a que no se trataba de una amenaza de muerte o agresión física. Pero los colectivos LGTB sí. Así, la Plataforma de Encuentros Bolleros organizó una marcha formada por varias mujeres procedentes de diversas asociaciones y se plantaron frente al edificio del portero.
Entonaron al unísono cantos como «nos tocan a una, nos tocan a todas», «España mañana será lesbiana» o «Bolleras somos, bolleras seremos y en el armario no nos quedaremos».
Al acto se sumaron transeúntes y mujeres residentes en las cercanías. Finalmente, la indignante historia tuvo un desenlace feliz: el portero se disculpó con la pareja.
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