El pediatra Alberto García-Salido ha compartido en Twitter una historia que no ha dejado a nadie indiferente.
El médico comienza hablando de un paciente de solo dieciocho años que estaba postrado en una cama debido a un cáncer y tenía un deseo ferviente: celebrar San Valentín con su novia. Su narración te conmoverá profundamente.
Se llamaba Roberto, Pablo o Antonio.
Yo era residente de tercer año.
Él un chaval de dieciocho tumbado en una cama por un cáncer en progresión.
– Quiero celebrar #SanValentín colega – dijo.
Devolví una sonrisa estúpida como el que no sabe sumar dos más dos.— Alberto García-Salido (@Nopanaden) February 14, 2020
No se detuvo con decírmelo a mí.
Taladró con aquello a todo el que iba de blanco o pasaba por su habitación.
– Quiero celebrar #SanValentín.
Enfermeras, auxiliares, médicos, señora de la limpieza y celador.
– Me quiero pirar con mi novia este fin de semana.— Alberto García-Salido (@Nopanaden) February 14, 2020
Tras escucharle nos sentamos en silencio en el pequeño despacho.
Un rectángulo de pocos metros cuadrados atravesado por una mesa y tapizado por una pizarra en una de las paredes.
– Se quiere ir – dije.
– Pues deberá hacerlo – terminó el adjunto.— Alberto García-Salido (@Nopanaden) February 14, 2020
Roberto, Pablo o Antonio estaba tumbado en la cama.
Con unas gafas de oxígeno que se quitaba y ponía al gusto.
Cáncer de huesos y una metástasis en un pulmón que lamía su pleura para hacerse derrame.
No tenía mucho tiempo.— Alberto García-Salido (@Nopanaden) February 14, 2020
Hablamos con sus padres, cómplices de un deseo.
También conocimos a su pareja, acompañante de un viaje que agotaría todos los puntos y seguidos. Todos sabían que el horizonte no siempre sabe quedar lejos.— Alberto García-Salido (@Nopanaden) February 14, 2020
Tardamos un par de días en organizarlo todo.
Roberto, Pablo o Antonio había hecho las reservas momentos después de haber liberado su deseo.
No le importaba perder dinero pero sí perder el tiempo.
No nos damos cuenta de lo que nos hace ricos hasta que nos quedamos sin ello.— Alberto García-Salido (@Nopanaden) February 14, 2020
Llegó el viernes y salió de allí en una silla de ruedas que derrapaba cruzando las puertas del hospital.
Él sonriendo bajo una mascarilla y ella esperando fuera con el coche en marcha para no perder ni un segundo en desaparecer.— Alberto García-Salido (@Nopanaden) February 14, 2020
Viernes.
Sábado.
Domingo.
Setenta y dos horas en las que unos padres vivieron pegados al teléfono y nosotros con la promesa de ser llamados si algo iba mal.— Alberto García-Salido (@Nopanaden) February 14, 2020
Nadie llamó.
— Alberto García-Salido (@Nopanaden) February 14, 2020
El lunes, a primera hora, sonó la puerta del despacho.
Al abrir Roberto, Pablo o Antonio daba las gracias con una sonrisa.
Después fue a su habitación empujado por ella.— Alberto García-Salido (@Nopanaden) February 14, 2020
Pasaron los días.
Y en su habitación cambiaron las necesidades y los temas de conversación.
Roberto, Pablo o Antonio se fue.
Dueño de un #SanValentín infinito que se hizo realidad un fin de semana de noviembre disfrazado de febrero para servir al amor. pic.twitter.com/mXuJAxuwTw— Alberto García-Salido (@Nopanaden) February 14, 2020