Ni golpear «fuertemente» ni recortarle las orejas a un cachorro con fines estéticos es delito de maltrato animal para la Audiencia Provincial de Valencia en una sentencia dictada el pasado 12 de noviembre contra un falso veterinario que acabó por matar a un cachorro de perro tras pegarle para «mostrarle autoridad».
El acusado se dedicaba a criar perros en su domicilio. Allí realizaba intervenciones informales veterinarias aún sin tener formación ni titulación. Un cliente le llevó un American Bully para que le practicara el recorte de las orejas con puros fines estéticos.
A los días, el cliente volvió con su perro para que le quitara los puntos de sutura. Fue entonces cuando el cachorro, que no dejaba de moverse, el falso veterinario «lo cogió del cuello y del lomo y, alzándolo unos veinte centímetros, lo golpeó fuertemente dos veces sobre la mesa de acero inoxidable, quedando el perro aturdido y jadeando».
Tras estos golpes, el cachorro sufrió una perforación pulmonar, provocándole un «edema con hemorragia pulmonar masiva» de la que tristemente murió. «En concreto, no consta que la operación de corte de las orejas alterara la funcionalidad del órgano auditivo, ni menoscabara el bienestar del animal», sentenció el juez.
Y, aunque el veterinario que atendió al animal indició que la causa de la muerte fue el «edema pulmonar agudo» causado por los golpes del veterinario, no se realizó una necropsia para determinar «con certeza» la causa del fallecimiento.
Así, el tribunal ha declarado que «el acusado golpeó al perro con el fin de mostrarle autoridad, es decir, para adiestrarlo, no para matarlo», y asegura que, si bien sí es imprudente, no es penado.