Malena Contestí, abogada y única diputada del partido ultraderechista Vox en Baleares, ha abandonado la política dejando una durísima carta contra la formación.
Tras cinco meses, la abogada renunció el pasado agosto a todos sus cargos en Actúa Baleares, la marca autonómica del partido liderado por Abascal, tras enterarse de presuntas irregularidades en el cobro de asesorías por parte de algunos miembros de Vox. Según la ex diputada, no recibió una respuesta satisfactoria al respecto cuando preguntó a los dirigentes.
Ahora también ha abandonado el Congreso mediante un comunicado en el que critica duramente al partido.
«Vox no es un partido político, es un movimiento extremista y antisistema», asegura Contestí, que afirma sentirse traicionada y decepcionada por Vox debido a «la imposición de un dogmatismo que golpea como un yunque en todos aquellos ideales que parecieron hacer a Vox necesario».
«He sentido profunda vergüenza viéndome relacionada con un oportunista independentista como Salvini«, reconoce la ex dirigente, que cuenta también lo que pudo ver desde dentro: «Múltiples escándalos de supuestas irregularidades que no sólo no se investigan sino que se protegen, la exclusión y el insulto constante a los demás partidos, demagogia, homofobia, y extremismos varios».
También critica la criminalización «a la mujer que pasa por el trauma de abortar, sin atender a sus circunstancias, dirigiéndose a la posibilidad incluso de estatalizar a los niños, o irrumpiendo en minutos de silencio con pancartas políticas».
La postura del partido ante el colectivo LGTB también es objeto de su crítica. Según ella, Vox utiliza «obviedades como ‘los derechos de todos ya están protegidos en la Constitución’, con el objetivo de que derechos adquiridos como el matrimonio entre homosexuales se conviertan en el derecho a hacer ‘lo que quieras mientras yo no lo vea‘, en una vuelta al armario».
Contestí ha admitido que el partido de Abascal «manipula la realidad para vincular directamente el terrorismo con la inmigración, con el único fin de atacar a todas aquellas organizaciones que no participan de ese proselitismo confesional internacional al que Vox pertenece».