Miguel Ángel Collado, rector de Castilla-La Mancha, asegura que al principio podía tratarse de un error, «que alguien se hubiese equivocado en los ceros». Tras las 24 horas de espera interminable en las que el donante se puede echar para atrás, se confirmó: una mujer anónima había donado desde el extranjero un millón de euros a la Universidad de Castilla-La Mancha.
La donante ha decidido no salir del anonimato, así que la universidad se puso en contacto con su representante inmediatamente, quien asegura que «lo ha hecho por agradecimiento a España».
Tras dos semanas, la universidad había conseguido recaudar 103.000 euros en 754 aportaciones para la lucha contra el coronavirus COVID-19, siendo un 80% de las donaciones pertenecientes a los profesores y personal de administración. El dinero iba destinado a la creación de respiradores artificiales, impresión 3D de material sanitario y pruebas diagnósticas.
Pero con esta brutal donación, la universidad ahora comprará ahora robots de extracción de ácidos nucleicos que instalará en el Centro Regional de Investigaciones Biomédicas del campus de Albacete para poder fabricar dos tipos de test: «moleculares, con PCR, y de serodiagnóstico de anticuerpos en apoyo a los servicios de microbiología», además de poder participar en proyectos de vacunas antivirales y estudios de seroprevalencia, cuenta Collado a El País.
En muchas universidades extranjeras donde es más común este tipo de donaciones, premian al donante poniendo su nombre en una placa que cuelgan en alguna sala de la universidad. Pero esto no ocurrirá en Castila-La Mancha, ya que lo único que se sabe de la donante es que es mujer.
