La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha entregado los restos de Jesús Barriopedro a su hermana María, de 95 años, que ha salido a la calle por primera vez desde el confinamiento para enterrarle en el cementerio de Cabanillas del Campo (Guadalajara).
El cuerpo de Jesús fue encontrado en la fosa número 3 del cementerio de Guadalajara, exhumada por la ARMH el pasado mes de octubre. Junto a él apareció una placa de plástico con sus iniciales, utilizada en la época para identificar los abrigos. Sin embargo, ha sido una prueba de ADN cruzado con una muestra de su hermana la que ha confirmado la identidad de los restos.
Jesús Barriopedro se encontraba en Valencia cuando se enteró de que las tropas franquistas habían detenido a su madre, lo que le llevó a entregarse a los golpistas. Estos lo asesinaron el 24 de febrero de 1940 y arrojaron su cuerpo a una fosa común en el cementerio de Guadalajara. Tenía 23 años.
Sus familiares han recibido los restos identificados y una caja en la que se encontraban los objetos que aparecieron junto al cuerpo: tres botones, una placa de plástico con sus iniciales y restos de un cinturón con hebilla.
«Si su hermano Antonio con el que lo vamos a enterrar pudiera levantar la cabeza y ver que sus restos estaban juntos no soportaría la emoción», ha explicado María. «Ahora solo falta que puedan aparecer los restos de mi padre, al que también asesinaron después de mi hermano y nunca pudimos recuperarlos».
Tras el asesinato de su hermano Jesús, María, con solo catorce años, fue detenida varias horas en las que le dijeron que también la iban a matar. Le raparon el pelo y le rociaron el cuerpo con aceite de ricino, pero luego la dejaron libre. Además, su madre estuvo encarcelada por la dictadura durante doce años y después tuvo que pasar desterrada en Valencia otros tres años.