Los tres meses de estado de alarma y confinamiento han sido para muchos una oportunidad para aprender otro idioma, leer ese libro que tenían pendiente o desarrollar un nuevo hobby. Dos abuelos han aprovechado para crear una casita de madera con la que sorprender a sus nietas.
Uno de sus nietos, Ismael, ha contado en Twitter la preciosa historia de esta pareja de ancianos. Ricardo sufre del corazón y Mercedes es asmática, por lo que llevaron estrictamente el confinamiento y pasaron mucho tiempo sin ver a su familia. «Un día empezaron a pedir tablas de madera», cuenta su nieto en Twitter.
Ricardo y Mercedes llevaban 3 meses encerrados en casa. Él sufre del corazón y ella es asmática, así que no recibían visitas. Solo un hijo se pasaba a llevarles comida. Pero un día… estos abuelos empezaron a pedir por favor que les trajesen tablas de madera. Para qué? ABRO HILO pic.twitter.com/R5lLv0PF9S
— Israel Remuiñán ن (@israelremuinan) June 22, 2020
El objetivo de su idea era hacer felices a sus nietas más pequeñas, Judith y Miriam. Las dos viven en otra ciudad lejos de ellos, pero les encanta pasar las vacaciones juntos. De hecho… nunca habían estado tanto tiempo sin verse.
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«Ricardo y Mercedes pasaron horas y horas trabajando a contrarreloj para rematar la casa. Solo querían que, cuando acabase todo esto y sus nietas fueran a verles, se llevasen una gran sorpresa», relata Ismael.
Durante todo el confinamiento, Ricardo y Mercedes pasaron horas y horas trabajando a contrarreloj para rematar la casa. Solo querían que, cuando acabase todo esto y sus nietas fueran a verles, se llevasen una gran sorpresa. Y ese día fue ayer… pic.twitter.com/7LUZ2S8isa
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El resultado es espectacular:
Solo hay que ver la cara de las niñas al conocer su nueva casa… o a los abuelos emocionados. Y es que el chalet es de película. Tiene jardín, vallado, ventanas, luz artificial… y hasta literas hechas a mano para dormir a sus muñecos. pic.twitter.com/kBNiRR6Z06
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Historias que deja el confinamiento… Después de meses aislados y sin ver a sus nietas, Ricardo y Mercedes ya pueden abrazarlas en el jardín de su nueva casa. pic.twitter.com/UT9x1wgDoN
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Si a esto le sumas que los abuelos de Miriam y Judith… son también los míos… Pues qué queréis que os diga? Que estoy emocionadísimo y que ojalá fueran eternos. Tenía que contarlo. pic.twitter.com/TQYrG8kfzL
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