El suceso ocurrió el sábado pasado, en Grajaú, Brasil. La médica Ticyana D’Aazambuja llegó a su casa después de un duro día de trabajo atendiendo a pacientes con coronavirus, y al intentar dormir no pudo por una fiesta que tenían montada sus vecinos.
Tras dirigirse al apartamento y pedirles a través del telefonillo que terminaran la fiesta, estos le dijeron que no, y las médica, enfadada, le rompió un vidrio y un parabrisas a uno de los vehículos de los asistentes a la reunión.
Tras esto, los vecinos la persiguieron para finalmente pagarle una brutal paliza que acabó con Ticyana inconsciente. La víctima ha admitido al medio O Globo que «se equivocó», pero que no fue un ataque «contra ningún otro ser humano».