Cuando el pueblo se vuelve en contra del propio pueblo es símbolo inequívoco de que algo no está funcionando bien. Hemos hablado mucho sobre los antimascarillas y los negacionistas del coronavirus, de su falta de humanidad y de la falta de respeto que suponen para el resto de ciudadanos que tratamos de tirar para adelante juntos en esta pandemia, cuidándonos.
Pero uno de los colectivos al que más se le ha faltado el respeto y más se ha acosado es al de las sanitarias y sanitarios. Ciudadanos que ni pinchan ni cortan en ninguna de estas teorías absurdas; se limitan ha intentar hacer lo mejor que pueden por nuestra salud para salvar al máximo número de personas posible.
«No puedo más», se lamenta María Ramírez Sánchez, una enfermera bastante popular en las redes. «Hace cuatro meses, 47 millones de personas estábamos luchando codo con codo contra un virus mortal y casi le teníamos acojonado. Cuatro meses después, parte de esos 47 millones están luchando contra nosotros, que no tenemos culpa de esta situación, que estamos intentando con todas nuestras fuerzas resolverlas lo antes posible».
Este es el lamento de una sanitaria a la que sus propios pacientes se le han vuelto en contra, pero que aún así, asegura que «sigáis o no sigáis las recomendaciones sanitarias, si venís a mi centro de salud yo os cuidaré igual. Quizá me falte la sonrisa en los ojos, pero os cuidaré igual».
….cuando necesitas soltar lastre… pic.twitter.com/SpmL74TUzf
— María Ramírez Sánchez (@lovenursingmery) August 18, 2020