Tras la histórica jornada de huelga vivida el 8 de marzo, comienzan a salir a flote las primeras declaraciones de vivencias machistas post-Día de la Mujer. Tristemente, la siguiente historia pasó justo al día siguiente, el 9 de marzo.
Celia y Capucine, dos mujeres que paseaban por el barrio de Salamanca, se besaron públicamente frente a un portal de la calle Goya, lo que no sentó nada bien al portero del edificio. «Fuera de aquí. Aquí nadie viene a darse el lote, guarras», les gritó el hombre.
«Como yo estaba apoyada en la pared pensé que le había dado al interruptor y que por eso se molestó», afirma Celia al diario ‘Público’. Ante la agresividad, Celia le intentó explicar que el 8M «fue un día para aprender a que hay que tratar con respeto a las minorías», pero el hombre solo respondió con un «me estáis tocando los cojones».
«Me vais a chupar los cojones, guarras», prosiguió el individuo, quien hizo entrar en un ataque de ansiedad a Capucine y se fueron del lugar a intentar calmar el miedo. «Después volví», relata. «Quería que supiera que le iba a denunciar ante la Policía», cuenta Celia, y fue ahí cuando el portero le lanzó una mochila, sin llegar a darle, afortunadamente.
Tras esto, el pasado martes cerca de 40 mujeres convocadas por la Plataforma de Encuentros Bolleros juntaron sus fuerzas y se plantaron ante el portero a manifestarles su desacuerdo con los actos agresivos que tuvo con la pareja. Entre cánticos y gritos, muchas vecinas se unieron a la causa. Celia y Capucine cuentan cómo la reunión terminó con el hombre pidiendo disculpas y con una besada.
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«Una pena que pasen estas cosas para que nos unamos. Solidaridad pura y dura por esta causa. Las mujeres nos tenemos que proteger entre nosotras«, concluye una de las jóvenes.