Si decimos que el perro es el animal más empático no es por cualquier cosa. Rusell Jones, un hombre británico que se rompió la pierna en un accidente doméstico, y su perro Bill son un claro ejemplo de ello.
Al hombre ser escayolado y tener que andar con muletas, Bill se dio cuenta de que algo sucedía con su dueño. Rusell asegura que el perro comenzó a actuar de manera extraña desde aquel entonces: comenzó a cojear con una de sus patas.
El hombre, preocupado, lo llevó al veterinario y se gastó cientos de libras en rayos X y análisis, para finalmente acabar descubriendo algo sorprendente: al perro no le sucedía nada, sino que en realidad se estaba solidarizando con su dueño y su lesión.