Si algo hemos aprendido en estos varios millones de años de existencia es que la maldad humana no conoce de límites. Da igual cuánto progresemos como sociedad o cuán duras se pongan las penas; siempre habrá alguien que descubrirá un nuevo nivel de maldad.
Y, por desgracia, uno de los que más sufren esta característica humana son los animales. La última ocurrió en la planta de reciclaje de Ulyanovsk, Rusia. Los trabajadores seleccionaban y apartaban los diferentes materiales cuando uno de ellos divisó que una de las bolsas se movía.
Al abrir el complejo nudo, se encontró lo inesperado: un cachorro de gatito. Sin dudarlo, paró la planta para poner a salvo al animal. Lo peor es que este es el tercer gatito encerrado en una bolsa que se encontraron estos trabajadores… en dos meses.